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Recopilan los últimos 135.000 años de historia de la vegetación en la Cuenca del Jiloca
Un estudio internacional en el que participa el Instituto Pirenaico de Ecología (IPE) desmiente la teoría de que el continente europeo estaba cubierto de densos bosques antes de la llegada y asentamiento de los primeros seres humanos modernos (homo sapiens).
Según informa este organismo científico de
investigación, los libros tradicionales sobre biología y silvicultura
explicaban que los primeros pobladores del continente talaron los bosques,
drenaron los humedales y cultivaron paisajes abiertos artificialmente, creando
las praderas, matorrales y pastos característicos del paisaje antes del
advenimiento de la agricultura moderna.
Sin embargo, una investigación liderada por la
Universidad de Aarhus de Dinamarca en la que colabora el IPE, centro
perteneciente al Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en
Aragón, y que ha contado con un total de 37 investigadores de catorce países ha
llegado a una conclusión distinta, que se ha publicado en la revista Science
Advances.
Penélope González-Sampériz, investigadora científica
del IPE en Zaragoza y única española participante en el estudio, ha explicado
que el mismo plantea a escala europea una dinámica evolutiva del paisaje
vegetal que ya se había demostrado en la península ibérica desde hace varios
años.
Según ha explicado, “parecía que la Iberia
continental iba a contracorriente del resto de Europa, registrando siempre
mosaicos de vegetación y paisajes parcheados incluso en los interglaciales
–periodo de temperaturas más cálidas entre glaciaciones-, y no densos bosques
por doquier, pero finalmente resulta que no éramos la excepción, sino el
reflejo de una realidad compleja y diversa”.
Las muestras de polen fósil analizadas en numerosos
registros por toda Europa son las que han permitido al equipo de investigación
identificar qué plantas crecieron hace más de 100.000 años en el último período
interglacial.
La aportación española al estudio ha sido la de una
secuencia muy particular localizada en el Cañizar de Villarquemado (Teruel) y
que recoge los últimos 135.000 años de historia de la vegetación en la Cuenca
del Jiloca.
“Nunca antes
se había obtenido información de este periodo tan largo en una zona del
interior continental de Iberia ni del interior continental del sur de Europa,
por lo que su aportación ha sido muy relevante”, apunta González-Sampériz.
Según ha explicado, con este nuevo trabajo, en el
que se aplican factores de corrección a los estudios existentes a escala
europea, los datos aragoneses ya no resultan inverosímiles, sino en consonancia
con una realidad compleja y un paisaje tipo mosaico extensible a buena parte
del continente en el que las plantas que no prosperan en bosques densos.
Por su parte, la bióloga de la Universidad de Aarhus
y autora principal del estudio, Elena Pierce, asegura en la publicación que la
idea de que el paisaje estaba cubierto por densos bosques en la mayor parte del
continente definitivamente no es correcta.
“Nuestros
resultados muestran que necesitamos reevaluar nuestra visión de lo que es la
naturaleza europea", asegura en el escrito, mientras que su colega y
coautor, el profesor Jens-Christian Svenning, defiende que la naturaleza
durante el último periodo interglacial –un período con un clima templado
similar al actual, pero antes de la llegada de los humanos modernos– “estaba
llena de variaciones”.
“Es importante destacar que los paisajes albergaban
grandes cantidades de vegetación abierta y semiabierta con arbustos, árboles y
hierbas que demandaban luz junto con rodales de árboles de sombra de alto
crecimiento”, añade este investigador.
Según este estudio, "no solo es necesario
reescribir los libros de biología, sino que los nuevos hallazgos proporcionan
nuevos datos que deben considerarse en planes de conservación, gestión y
restauración de ecosistemas, resultados, además, que respaldan el hecho de que
los animales tienen un papel esencial que desempeñar para mantener y fomentar
la biodiversidad.
"Ahora sabemos que hubo una gran variación en
el paisaje, y muchos indicios sugieren que esta variación, en buena medida,
surgió debido a que los grandes mamíferos afectaron la estructura de la
vegetación", asegura la investigadora líder del estudio, quien añade que a
pesar de que muchos animales del periodo interglacial están extintos,
"todavía tenemos bisontes, caballos y bueyes”. EFE
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