Teruel restaura el acueducto de los Arcos

 

El agua es sinónimo de vida y de progreso. Bien lo saben en Teruel, donde se han embarcado en un peculiar viaje, el de devolver su función a algunas infraestructuras hídricas.

Una de ellas, el acueducto de los Arcos. Es uno de los monumentos que más llama la atención de los que visitan la capital del Bajo Aragón y es una de las obras más relevantes de la ingeniería civil renacentista en España. En su construcción se emplearon 12.000 arcaduces de cerámica, que unen casi 4,5 kilómetros, salvando arcas, barrancos y arquillos.

Ahora, Teruel busca restituir el legado del arquitecto francés Pierres Vedel, que en 1558 permitió crecer a la ciudad. Para ello cuenta con 200.000 euros procedentes de los Fondos de Estrategias de Desarrollo Urbano Sostenible Integrado (EDUSI) de la Unión Europea.

José Ángel Gil es el arquitecto encargado del proyecto para la recuperación del Arquillo, una canalización de más de 450 años. "Algunos acueductos están en un estado muy precario, que habría que, no tardando mucho, actuar en ellos y preservarlos para que sean testimonio de una traída de aguas de más de cuatro siglos", reclama.

La historia sigue en mármol travertino de las canteras de Teruel, concretamente, en la fuente de los Franciscanos, cuya restauración está casi acabada. Es una de las dos fuentes más antiguas de la ciudad e ilustra en sus cubetas los años de cántaros y tantas transformaciones como la propia ciudad.

"Podemos ver el desgaste de apoyar los cántaros para llenarlos. Hay que tener en cuenta que esta fuente, antiguamente, quedaba a la altura del pecho. Ahora a la altura de los pies, porque el suelo se ha recrecido casi un metro", explica una de las encargadas de la restauración, que lleva a cabo la Fundación Santa María.

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